El periodismo, los medios de comunicación, los reporteros, la investigación, la buena dicción y la buena pronunciación, la seriedad de los análisis y los contenidos de los mismos, la responsabilidad de hacer cosas sabiendo lo que estás haciendo. Todo lo anterior se vuelve básico. El periodismo incomoda y es bueno que lo haga. A diferencia de las relaciones públicas tan arraigadas en las pequeñas y convenientes mentes de los dueños de algunos medios a nivel regional. Esos que solo piensan en vender, sin importar lo que venden. Y así, demostrar año a año que cualquier cosa puede ser «noticia» si es que la factura es bien pagada.
Y así, han surgido nuevos personajes que proliferan palabras sueltas o teorías sin base, que hacen ir construyendo cuestiones con complicidad de la ignorancia y de la conveniencia de alguien detrás de un medio de comunicación.
Cuando no se hace periodismo en serio, y quienes analizan desde una perspectiva con preparación y conocimiento son callados o se hace lo posible por invisibilizarlos, aparecen las propuestas vacías y las y los personajes que pueden saltar sin problemas desde un escenario a un puesto como autoridad.
Es tan dañino lo que se ha hecho en Magallanes por años dejando de lado el periodismo, salvo honrosas excepciones, que el resultado está más que ha la vista sobretodo en los últimos meses.
También hay que dejar de lado algunos pocos nombres de autoridades actuales, y otros pocos dirigentes que van un poco más allá, y que sí abogan por hacer las cosas en serio y con gente preparada.
Escuchar hoy en día la grave falta de argumentos en candidaturas que son más bien sueños personales, es algo que se va repitiendo de manera horrorosa y que nos muestras no solo el presente si no más bien lo que se viene a futuro.
El burdo discurso de la independencia luego de negociar con los partidos políticos habla muy bien de cómo son las personas, no solamente en sus roles de políticas y políticos. El mentir e intentar engañar a la opinión pública diciendo cosas que no son, o que sencillamente se dicen para armar un discurso, tienen que ser denunciadas permanentemente.
Los populismos casi siempre aparecen desde la falta de propuestas y de la pobreza de contenido sólido que se va adquiriendo en las aulas, en la lectura, y en el respeto por quienes con esfuerzo sí lo han hecho. Esto es primordial.
Es tan penoso el día a día desde algunos medios, que se dicen periodistas entre quienes no son periodistas. ¿De dónde habrá salido ese deseo que decir públicamente que ella o él hace «periodismo independiente» si jamás estudió, menos periodismo? ¿Cómo es posible tanta falsedad al decir que se hace un reportaje si quien escribe no es periodista? Cómo es factible que alguien quiera hablar o analizar incluso criticando a colegas periodistas, pero sin ser periodista?
Ni hablar de los programas donde los políticos se entrevistan entre si, hablándose al ombligo, y diciendo cosas que solo ellos y ellas quieren escuchar… Vergüenza ajena.
Siempre he dicho que hay quienes sin haber estudiado periodismo incluso hacen la pega mejor que el titulado, pero ellos mismos se preocupan de dejar en claro que son reporteros y no periodistas. La dignidad y la humildad, aprendida con los años, me hace respetarlos por siempre. A las y los patudos, no.
Qué sería del periodismo bien entendido y aceptado (y de los reporteros ahí presentes), si nadie hubiera protestado frente a la locura llevada a cabo por funcionarios de Carabineros hace algunos días donde de manera matonesca e irrespetuosa impidieron el ejercicio de la profesión a colegas en tribunales.
¿Quién hubiera dicho que hubo un acto premeditado para llenar la sala y no permitir el ingreso de los medios de comunicación? ¿Quiénes hubieran pedido que la institución se haga cargo de afrontar estos insólitos e inaceptables hechos?
Quienes estamos frente a micrófonos, cámaras y computadores, debemos estudiar por siempre. Tenemos que ser mejores cada día. Prepararnos, hablar bien, saber hacer preguntas y siempre estar dispuestos a contra peguntar (casi como una obligación). Defender a los nuestros, protegerlos de la ignorancia y de los falsos profetas de las comunicaciones.
Cuando los dueños de los medios entiendan y acepten que son responsables de a quién poner frente a un micrófono, o a quién poner a escribir algo, otra será la realidad. Por mientras, los nuevos medios digitales van ganando terreno y muy probablemente sean los grandes ganadores.
Y como esto siempre es como una rueda, termino con lo empezado… Imaginemos el periodismo como un campo en el que nosotros sembramos semillas; si las semillas son buenas, recogeremos una buena cosecha, si son malas, recogeremos una mala cosecha.
El periodismo, los medios de comunicación, los reporteros, la investigación, la buena dicción y la buena pronunciación, la seriedad de los análisis y los contenidos de los mismos, la responsabilidad de hacer cosas sabiendo lo que estás haciendo. Todo lo anterior se vuelve básico. El periodismo incomoda y es bueno que lo haga…