La verdadera razón por la que no avanza la regionalización [Por Miguel Sierpe Gallardo]
El proceso de descentralización en Chile ha enfrentado múltiples obstáculos a lo largo del tiempo, muchos de ellos ligados a la permanencia de patrones históricos. Estos patrones han frenado de manera significativa el avance hacia una regionalización efectiva, manteniendo estructuras y dinámicas que favorecen la centralización. Tal como mencione anteriormente estas dificultades no son contemporáneas se mantienen desde los albores de la Independencia.
En este contexto, resulta fundamental analizar la persistencia de ciertos patrones que han frenado el proceso de descentralización en Chile. A pesar de los intentos y discursos orientados al fortalecimiento de las regiones, la concentración del poder en Santiago sigue vigente, dificultando el desarrollo equitativo y la autonomía regional. Es necesario que tanto los líderes nacionales como los regionales adopten una mirada más estratégica y comprometida con la verdadera transferencia de competencias, entendiendo que el progreso del país depende de una gestión pública descentralizada, inclusiva y eficiente.
El único Presidente que avanzó sustancialmente con lo comprometido, fue el extinto Presidente Patricio Aylwin Azócar, no exento de presiones de sus colaboradores, que redujeron sus deseos de avanzar decididamente en la descentralización, regionalización y desconcentración de nuestro país, después de aquello, a pesar de los discursos y de los esfuerzos declarados para fortalecer las regiones, la realidad muestra que el poder sigue centralizado en Santiago. Esta concentración limita seriamente el desarrollo equitativo entre las distintas regiones del país y restringe su autonomía, perpetuando desigualdades y dificultando que las regiones gestionen sus propios intereses. Para muestra un botón, existen quienes siendo Presidentes, jamás se reunieron con los Consejos Regionales, órgano representativo de la ciudadanía.
La necesidad de una mirada estratégica se hace evidente y además resulta imprescindible que tanto los líderes nacionales como regionales, asuman un compromiso real y estratégico con la transferencia de atribuciones. Solo mediante una gestión pública descentralizada, inclusiva y eficiente será posible avanzar hacia un progreso nacional genuino, donde todas las regiones puedan desarrollarse en igualdad de condiciones.
Lo más fácil sería aceptar que con lo expresado, resulta casi imposible para las regiones, hacerse oír por los sabios de la Metrópolis como decía una recordada autoridad comunal y regional, no obstante existen también responsabilidades evidentes de las autoridades regionales, si nos entregan atribuciones y responsabilidades, se debe responder con eficiencia y demostrar que aunque no vivimos en la capital también podemos hacer bien las cosas, y siendo honestos hay varios casos en que los gobiernos regionales no han estado a la altura, por responsabilidades locales y allí somos todos responsables, porque quienes de una u otra manera, hemos tenido participación, no lo hemos hecho con el carácter, la firmeza y la decisión que se requiere.
Solo para terminar, quisiera asegurar que hay una forma de obtener resultados óptimos como región y aquello pasa por la unidad de las autoridades electas, parlamentarios, gobiernos regionales, municipalidades y habitantes, en una estrategia de desarrollo compartida desde su creación a la concreción de proyectos, lamentablemente para este sueño se requiere del desprendimiento absoluto de los intereses políticos mezquinos y ello es casi imposible.
Por Miguel Sierpe Gallardo, columnista.
