Por Claudio Andrade
Cuando el 29 de abril pasado los camioneros firmaron un acuerdo en Tierra del Fuego, con los embajadores de Chile y la Argentina, se dejó sentir en el ambiente algo parecido a la inocencia. La nuestra, la chilena. La acostumbrada a las reglas, los protocolos y los cumplimientos bajo advertencia de fuego dantesco.
No está mal creer en que los servidores públicos, que eso son también los embajadores Rafael Bielsa y Nicolás Monckeberg Díaz. Pero las autoridades diplomáticas tienen otras formas y otros tiempos. En definitiva, poseen la virtud de doblar la realidad. De hacerla chicle y empujar para que se acomode a las necesidades de muchos.
Los diplomáticos aseguraron que en 45 días todo estaría cocinado y los choferes levantaron un paro por el cual ya había varados casi 1000 camiones en Punta Delgada. La mayoría argentinos. El plato a servir sería la actualización de un convenio de 1974 y la certeza de que los camioneros podrían atravesar cualquier piquete. Raro viniendo de la Argentina.
En Villa La Angostura ni se enteraron. Pocos días después algunos de aquellos mismos camioneros triunfantes descubrieron que en paso Cardenal Samoré todo seguía igual. Y que ellos, y los demás choferes, deberían esperar entre 4 y 5 días a que les tocara el turno de seguir viaje.
Sin baño, comida, calefacción. Un desastre.
¿Y el acuerdo? Bueno, el acuerdo es una cosa y la realidad otra.
Hubo choferes que cruzaron sus camiones sobre el asfalto. Hastiados. Los vecinos del sector se indignaron. Se generaron discusiones que abarcaron a todos los actores del piquete: conductores, pobladores y Trabajadores Autoconvocados por la Salud.
La Argentina es un país federal. Hay cosas que se resuelven puertas adentro de las provincias mientras el Gobierno Nacional mira impávido.
Es el caso en cuestión.
Los trabajadores sanitarios ya acordaron un aumento días atrás. En su lucha pararon casi toda la provincia por un aumento sustancial en sus haberes. Se perdieron solo en Vaca Muerta unos USD 450 millones. Más de 150 millones de pesos chilenos. Si, como pegarse un tiro en el pie, visto desde la óptica chilensis.
Consiguieron un 53% de aumento, pero pagadero a diciembre. En queja porque los agentes quieren el aumento entre mayo y junio y una nueva paritaria en julio, y para que se suspendan los sumarios y se devuelvan los descuentos, es que sostienen este piquete. El último. El que solo y solo afecta a los camiones chilenos.
La solución de urgencia fue abrir Pino Hachado. Son cerca de 500 kilometros hacia el norte.
O esperar, esperar y esperar como decía aquella voz en off en “Casablanca”.
En Tierra del Fuego, en La Angostura, ocurrió, sin quererlo, el encuentro de dos culturas, dos formas de ver el mundo. Da para reflexionar un poco.
Y ya saben, que la inocencia…