Me resulta casi titánico el trabajo de poder entender hacia dónde va el discurso político, tratar de descifrar qué pretenden, qué es lo que quieren, por qué engañan tanto y, más trabajo todavía, entender cómo una y otra vez elegimos y aceptamos el mismo discurso por décadas tras décadas y de pasadita, volvemos a elegir a los mismos de siempre disfrazados -cual más cual menos-, de renovados…
El debate fue un desfile de situaciones no resueltas y un festival de soluciones que poco y casi nada llegan realmente a la gente. No sé usted, pero yo he escuchado ya hace largo tiempo lo mismo, los mismos problemas, la eterna enumeración de las necesidades que vivimos y cómo cada sector se arroja las culpas de un lado a otro y nadie, prácticamente nadie presenta soluciones concretas o que uno pueda intuir que se realizarán.
Los entiendo, claro que los entiendo, porque en esta temporada de “ofertones” y elecciones, cada candidato aparece con su sombrero mágico de donde brotan recetas y soluciones que parece recién vienen a descubrir: la educación es un problema, la salud, la seguridad pública, la gobernabilidad, la vivienda, la desigualdad, las AFP (¡Eureka!, descubrieron -por fin- que hay que eliminarlas), quién paga los impuestos (usted y yo, obvio), las viviendas…bla…bla…bla…
En esta fiesta de egos, olvidamos que los mismos que hoy nos ofrecen soluciones, fueron los que ahondaron los problemas, los maquillaron y les siguieron el juego a los poderosos de siempre que -no importándoles un carajo el color político-, andan buscando quién les puede permitir con el abuso y la explotación que ya es una cosa natural en nuestro país. Las penas del infierno, el apocalipsis, el fin del mundo si osamos insistir en un 4to. retiro de ¿nuestros? (a estas alturas ya lo dudo absolutamente) fondos de pensiones: que vamos a tener jubilaciones de miseria si retiramos el dinero (como si ya no fueran miserables los sueldos de nuestros jubilados), que la economía se va a acabar y que haremos un daño enorme para nuestro futuro (ese futuro de mierda en donde después de trabajar 40 años voy a recibir una vergüenza de jubilación, ¿de ese futuro me están cuidando?), que no es posible terminar con el impuesto al combustible pero sí que las grandes empresas no lo paguen, que nos quieren cobrar un impuesto por nuestro propio dinero (¡bien, cabros, linda manera de seguirles el juego a los de siempre!) y que “solo los más ricos se ven beneficiados con un retiro más y no lo necesitan”…
¡Qué fácil resulta hablar desde la comodidad, fácil encender discursos desde tu confort burgués, fácil criticar ligeramente a quienes están padeciendo carencias que nunca has experimentado…¡Oigan, tontines!: hay gente que arregló sus casas (cosa que postergaron por años por falta de dinero), otros que acudieron al médico para sanar las enfermedades que se arrastraban por años, otros que pudieron ir al dentista, que cambiaron ventanas o renovaron sus muebles, los electrodomésticos que ya apenas funcionaban, otros que pudimos salvar nuestra casa ante los inminentes remates y me vienes a hablar de populismos, me vienes a decir que somos acomodados, nos quieren hacer creer que el retiro es para ir al Caribe, Europa (eso lo hacen ustedes que pueden pagarse -y más- ciertos lujos que algunos solo sueñan), ¿con qué cara te opones a la rebaja del impuesto al combustible si ni siquiera te pagas el café en el Congreso?…Obvio que estoy molesto, obvio que enfurecido escuchando a quienes han sido autoridades, más que enrabiado con quienes vieron el desfile de problemas y no han hecho casi nada, obvio que me molesta…
No sé, usted, pero esto tiene que cambiar, no podemos dejarles espacios de poder a los mismos representantes de bloques partidistas que, año tras año, -teniendo facultades para cambiar las cosas-, han permanecido ausentes, lejanos, desde ese Limbo en donde nos miran de cuando en vez y que hoy -producto de elecciones-, nos prometen el oro y el moro. No es populismo, es necesidad, es carencia y una vez más, burlándose de todos nosotros, nos arrojan esta palabra: ¡populista! por luchar por tus derechos, ¡populista! por querer cambiar realmente las cosas, ¡populista! por denunciar, ¡populista! si pedimos justicia, igualdad, decencia, consecuencia…Bien, soy un populista y por eso quiero desbancar a estos farsantes y sinvergüenzas que solo piensan en sus partidos, en sus bloques o -lo peor-, piensa solo en sí mismo. Eso no es ser un representante popular. Para todos, como siempre, un abrazo.
P.D.: menos para los que nos tildan de populistas…mala clase, traicioneros y vendidos los que piensan así.