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La grave y peligrosa noticia falsa publicitada por Kusanovic [Por Mauricio Vidal Guerra]

Al leer con atención la declaración pública emitida por el senador Alejandro Kusanovic, lo primero que se debe hacer es señalar con absoluta claridad que su contenido es falso, irresponsable y carente de cualquier sustento objetivo. Preocupa la desconexión, la falsedad, el intento de censura y cancelación, Preocupa su falta de conocimiento de los medios de comunicación regional, pero sobre todo preocupa y agrava todo el invento de una realidad que no existe, donde intenta enlodar el trabajo de profesionales magallánicos.

El senador incurre en afirmaciones graves, imputando conductas que no ha sido capaz de acreditar con una sola prueba, registro, audio, video o antecedente verificable. Lo que hace no es una denuncia seria ni un acto de defensa de principios, sino una acusación temeraria, construida sobre interpretaciones interesadas y afirmaciones que derechamente no se ajustan a la verdad.

Por lo mismo, lo insto públicamente a que demuestre cada una de las afirmaciones que realiza, con antecedentes concretos y verificables.

El decir a través de un comunicado que nos burlamos de su persona, de su discapacidad, es sencillamente una mentira triste y preocupante. Sin conocer nuestras luchas por la rehabilitación de familiares propios, o sin entender cómo trabajamos codo a codo por la misma rehabilitación de Magallanes.

Lo que menos me importa del senador, es su condición física o si tiene o no alguna discapacidad (lo cual desconozco). En nuestro análisis apuntamos a su desarrollo como funcionario público y su trabajo en pos de solucionar los problemas de Magallanes y su gente. Que no le haya gustado nuestro punto de vista, es otra cosa. Insisto en el análisis, como periodista y ciudadano, lo veo mal posicionado, mal parado, en la cancha política de Magallanes. No se ve una aceptación masiva ciudadana a su gestión, y lo le veo buen futuro a una probable reelección. Finalmente, esa opinión es la que no le gustó.

Hay que decir, corroborando el bajo nivel de los políticos chilenos, que lo declarado públicamente por el senador Kusanovic no solo es falso, sino extraordinariamente grave, especialmente viniendo de un senador de la República, funcionario público y representante de los magallánicos.

El senador está difundiendo acusaciones personales y profesionales absolutamente infundadas, sin una sola prueba que las respalde. No hay registros, no hay antecedentes objetivos, no hay hechos verificables. Lo que hay es una construcción deliberada de una noticia falsa, una fake news, inventada con el único propósito de denostar, desacreditar y dañar públicamente a personas y profesionales que supuestamente no piensan como él.

Por lo mismo, va a tener que aclarar y hacerse cargo de cada uno de sus dichos. En democracia, nadie —y menos un senador— puede lanzar acusaciones graves al aire y luego esconderse detrás del cargo. Si afirma algo, debe probarlo. Si no puede hacerlo, queda en evidencia que está mintiendo deliberadamente.

Pero lo más preocupante no es solo la mentira. Lo más peligroso es que el senador está cruzando una línea inaceptable: está intentando cancelarnos, amenazarnos, y censurarnos, insinuando que nos va a sacar de los medios de comunicación por no alinearnos con su visión política. Eso no solo es autoritario, es profundamente antidemocrático y recuerda prácticas que creíamos superadas.

Un senador que utiliza su poder político para intimidar a comunicadores, para intentar silenciar análisis críticos o castigar opiniones distintas, no está defendiendo la democracia: la está debilitando. La libertad de expresión no se negocia, no se condiciona y no se somete al gusto de una autoridad de turno.

Si esto es parte de una llamada “batalla cultural”, no tengo ningún problema en darla. Estoy dispuesto a esa batalla en el plano de las ideas, del debate y del análisis público. Lo que no se puede aceptar bajo ningún punto de vista es inventar hechos, fabricar acusaciones o difundir noticias falsas porque no te gusta un análisis o una opinión.

Eso no es debate. Eso es manipulación.
Eso no es democracia. Eso es censura.

Y frente a eso, nadie se puede callar.

Por Mauricio Vidal Guerra, periodista, director ZonaZero.cl