El día que un helicóptero inglés cayó en Agua Fresca en plena Guerra de las Malvinas

18 de mayo de 2021

El helicóptero inglés Sea King HC-4VC matricula ZA290 había despegado el 18 de mayo de 1982 desde tierra chilena, y más específicamente desde Punta Arenas, con rumbo a la Tierra del Fuego argentina. Su piloto era el teniente Richard Hutching, su copiloto el también teniente Alan Reginald Courtena Bennet y junto a ellos también iba Peter Imrie una especie de navegante de mismo grado.

En el interior del helicóptero Sea King podían acomodarse muchos más hombres, cuestión que el paso del tiempo fue confirmando. En realidad eran nueve uniformados más que se encontraban al interior de la aeronave, Nueve paracaidistas que tenían una misión en tierra fueguina. Eran los mismos comandos británicos quienes llevaban la radiobaliza para guiar a los Hércules en su aproximación a la base que estaba apostada en Rio Grande.

Luego de varios minutos de vuelo, lograron advertir extraños movimientos, tipo luces, parecidas a unas bengalas. No hicieron mucho caso a lo sucedido, pero luego de unos segundos una nueva luz los advirtió y tomaron la decisión de cambiar el rumbo. Volver a Punta Arenas se hacía urgente. Poco conocían respecto de las condiciones climáticas imperantes en la zona, y todo apunta a que producto de una falla mecánica sufren un desperfecto que los estrella casi a 30 kilómetro de la ciudad capital de Magallanes. Los soldados ingleses a bordo salvan con vida. Están desorientados, no tienen claridad qué tan lejos está la urbe, pero entienden que están en tierra chilena. Caminan largas horas. Hasta que logran llegar (no está claro de qué manera) al Hotel Cabo de Hornos, en pleno centro de Punta Arenas, frente a la Plaza de Armas. El cuarto piso de dicho edificio era ocupado por la inteligencia británica. Lo mismo ocurría en el Aeropuerto Carlos Ibáñez del Campo, donde incluso aeronaves inglesas cargaban combustible para sus operaciones.

La cercanía de la entonces primera ministra británica Margaret Tatcher y el dictador Augusto Pinochet Ugarte, había significado que (sin que muchos supieran en ese momento) los ingleses tuvieran una especia de base en tierra magallánica. Lo que en términos estratégicos y geográficos era de gran ayuda para la planificación contra los argentinos.

Antes de abandonar el helicóptero siniestrado lo tratan de tapar, de sacar algunos instrumentos, incluso de destruirlo. Posteriormente fue encontrado, e incluso había más de alguna antigua autoridad que tenía en su poder parte del interior de la aeronave. Las cosas de la vida, permitieron que muchos años después, en un buque de la Armada Británica volviera a Punta Arenas uno de los uniformados integrantes del helicóptero caído. Se habló del episodio, incluso se le mostró la parte de la aeronave guardada. El mito cuenta que la conversación, acompañada de varios whiskeys, terminó con el trozo de la máquina caída en el buque británico de vuelta a Inglaterra.


En las calles de Punta Arenas se hablaba del tema casi como un misterio. La prensa de ese entonces estaba controlada y se decía lo que se permitía decir, no mucho más. El Ministerio de Defensa británico oficialmente declaró que el helicóptero debió hacer un aterrizaje de emergencia debido al mal clima, y que los pilotos habían sido transportados a Punta Arenas, luego a Santiago, donde dieron una conferencia de prensa expresando que habían sufrido un desperfecto mecánico. La prensa chilena citaba las palabras del tenientes inglés respecto de lo que había sucedido: «Mientras patrullábamos la costa notamos un fallo en el motor, debido al mal tiempo no fue posible regresar a nuestro barco, así que tuvimos que buscar refugio en el país neutral más cercano…».
Los restos del helicóptero fueron hallados en la mañana del 19 de Mayo cerca de Punta Arenas. La noticia sobre un helicóptero caído se extendió rápido y la población local empezó a llegar al lugar para observar los restos de la nave. Alertados por la novedad los funcionarios chilenos enviaron una moto niveladora para cubrir los restos, pero mientras esto ocurría empezaron a llegar periodistas al lugar.

Era común en esos días ver y escuchar en Punta Arenas el sobrevuelo de aviones. Lo cierto es que ante la ignorancia de la ciudadanía sobre el tema, el Gobierno de Pinochet había cerrado trato con Tatcher, y así estaban las cosas. Una historia increíble que se trató de pasar como un aterrizaje forzoso en un «país neutral». Pero que al poco tiempo, se supo que en el hotel más grande y moderno de esa época (El Cabo de Hornos) había un grupo de hombres de la inteligencia británica ocupando todo el cuarto piso. Hasta el día de hoy, la historia oficial sigue sin dar rastros de lo que realmente ocurrió en tierra magallánica durante la Guerra de las Malvinas.

Escrito por: Redaccion ZonaZero - archivos diarioprensa.com.ar - y archivos históricos - entrevistas