En 2007 Umberto Eco y la periodista del New York Times, Déborah Solomon, tuvieron una entrevista que derivó en una artillería elegante entre uno y otro. Una diálogo fantástico y polémico que merece ser recordado. Eco, lúcido como siempre, apunta contra el populismo mediático. El autor de "El nombre de la rosa" y "Apocalípticos e integrados", entre otras obras maestras de la literatura y la semiología, murió en 2016.
Por Deborah Solomon (*)
-Aunque llegó a ser ampliamente conocido como el autor de la novela policíaca culta “El nombre de la rosa”, es también un prolífico comentarista político cuyos ensayos son recogidos en el libro “A paso de cangrejo” en el que advierte acerca de los peligros del “Populismo mediático” ¿Cómo definiría este término?
-Populismo mediático implica atraer a las personas directamente a través de los medios de comunicación. Un político que puede dominar los medios puede dar forma a cuestiones políticas por fuera del parlamento e incluso eliminar la intervención del parlamento.
-Gran parte de su libro representa un ataque a Silvio Berlusconi, el ex primer ministro de Italia, quien utilizó su imperio mediático para sus fines políticos.
-De 94 a 95, y desde 2001 hasta 2006, Berlusconi fue el hombre más rico de Italia, el primer ministro, el propietario de tres canales de televisión, además de controlar los tres canales estatales. Es un fenómeno que podría suceder y tal vez está sucediendo en otros países. Y el mecanismo será el mismo.
–Pero aquí tenemos la F.C.C. y otras agencias federales con el fin de evitar esa clase de monopolios que permitiría a un político controlar los periódicos del país y las cadenas de televisión.
-En Estados Unidos, todavía hay una gran separación entre los medios de comunicación y el poder político, al menos en principio.
–¿Por qué habría de estar un país, además de Italia, en riesgo de soportar el control de sus medios por parte de un político tal como usted lo describe?
-Una de las razones por las cuales los extranjeros están tan interesados en el caso italiano es que Italia ha sido en el siglo pasado un laboratorio. Comenzó con los futuristas. Su manifiesto data de 1909. Luego el fascismo que fue probado en el laboratorio de Italia y después emigró a España, a los Balcanes, a Alemania.
–¿Alemania tomó la idea del fascismo de Italia?
-¡Ah!, por cierto. De acuerdo a lo que dicen los historiadores, es así.
–Tal vez sólo los historiadores italianos.
-Si no le gusta, no lo diga. Me es indiferente.
–¿Está diciendo que Italia fue una precursora tanto de la moda – o el arte – como del fascismo?
-Sí, ¡está bien!, ¿por qué no?
–¿Qué opina del sucesor de Berlusconi, Romano Prodi, quien fue elegido el año pasado y ha desplazado hacia la izquierda al gobierno?
-Es un amigo. Me gusta, pero creo que ha sido abrumado por las luchas dentro de su propia mayoría después de la elección. Berlusconi tiene la ventaja de ser un gran actor. Prodi no es un actor, que no es un delito, pero es una debilidad.
–¿Un intelectual (Prodi) frente a un hombre de negocios?
-Sí, era un profesor de economía. En los años 90, Prodi también fue maestro en uno de mis programas. De pronto entró en la política.
–¿Se refiere al departamento de comunicaciones de la Universidad de Bolonia, donde usted es profesor de semiótica?
-Me retiré de este mes. Tengo 75.
–¿Alguna vez ha querido entrar en la política?
-No, porque creo que todos deben hacer su trabajo.
–¿Se ve principalmente como novelista?
-Siento que soy un erudito, que solamente con la mano izquierda escribe novelas.
-Me pregunto si leyó “El Código Da Vinci” de Dan Brown, que algunos críticos ven como la versión pop de “El nombre de la rosa”.
-Me vi obligado a leerlo porque todo el mundo me preguntaba sobre ello. Mi respuesta es que Dan Brown es uno de los personajes de mi novela, “El péndulo de Foucault”, que trata sobre la gente que empieza a creer en cosas ocultas.
-Pero usted parece interesado en la cábala, la alquimia y otras prácticas ocultistas exploradas en su novela.
-No, en “El péndulo de Foucault” escribí una representación grotesca acerca de este tipo de personas. Así que Dan Brown es una de mis criaturas.
-¿Le importa si la gente lee sus novelas dentro de 100 años?
-Si alguien escribe un libro y no le importa la supervivencia de ese libro, es un imbécil.
Traducción: Claudio Andrade