Casi como una serie, esperando el último capítulo, para ver si venía una nueva temporada. Así se fueron viviendo los minutos previos a que se confirme el ajustado triunfo de Jorge Flies en primera vuelta, y su reelección como gobernador regional. Es que una vez más las derechas no se pusieron de acuerdo y llevaron varios candidatos para intentar arrebatarle el sillón máximo de Magallanes. Y una vez más, no pudieron.
Claro que fue ajustado, casi rasguñando Flies logró el 40.8% de los votos escrutados, y dejó en segundo lugar al republicano Riquelme, y muy cerca de él a la representante de Chile Vamos, Daniela Arecheta. Más atrás José Barría y Ramón Vargas. Entre todos los representantes de las distintas derechas obtuvieron casi el 59% restantes de los votos. Dato clave, repetitivo, y a esta altura casi obvio… No hay caso con los egos partidarios y la falta de acuerdos.
Y muy probablemente seguirá así.
Así veremos el próximo año cuando Republicanos, seguramente, vaya en lista propia y única en busca de la diputación. Por su parte, Chile Vamos hará lo propio, y si sumamos a la rápida, podrían quedarse otra vez con el escaño al Parlamento que hoy ocupa Christian Matheson.
A su vez, Claudio Radonich confirmó el respaldo ciudadano con el que cuenta, y muy probablemente fue factor en el buen resultado de la centro derecha a nivel regional. El resurgimiento de dicho sector, mucho más centrado, es una buena noticia para la política. Porque también ha quedado claro que la soberbia y los ataques con discursos mentirosos y violentos perdieron terreno, y significaron sendas derrotas para sus protagonistas.
Por un lado, desde la extrema derecha, los disparos permanentes a todos quienes no piensan como ellos o tengan otras visiones fueron casi cotidianos. Por supuesto que sumaron votos, pero no los suficientes y los resultados lo comprueban. No solo ocurrió en Magallanes, si no que en la gran mayoría del país. El votante se ha ido cansando de un estilo que poco y nada ayuda a los acuerdos y al progreso. Con violencia verbal y sin diálogo los únicos ganadores son los que empujan esas formas, y los grandes perdedores son los ciudadanos.
La centro izquierda con su representante Verónica Aguilar para la alcaldía de Punta Arenas también tuvo rasgos similares a los antes mencionados. Y ese discurso repetitivo, sin constancia y poco conmovedor, tuvo como pobre recompensa una verdadera paliza por parte del alcalde en ejercicio. Desde las internas de los propios partidos del conglomerado oficialista apuntan a la soberbia, al poco conocimiento, a la falta de unión y de preparación. Lo cierto es que el liderazgo que se buscaba no se encontró, y dicha ilusión se fue esfumando día a día. Tal vez por malas decisiones, tal vez por faltas de confianza, o por no entender la política y los tratos… Por la generación de una realidad absolutamente inexistente y un entorno que te convence de algo que no es… O simplemente porque la gente busca más consistencias y propuestas.
Comenzarán ahora las operaciones para ver quienes acceden a los cupos de las listas que deberá presentar la centro izquierda para la diputación del próximo año. Con el oficialismo golpeado, con una diputada como Javiera Morales en ejercicio, pero por estos días con pocas chances de ser reelecta, lo cierto es que aparecerán seguramente nuevas opciones para el recambio. El socialismo democrático buscará tener a lo menos en su lista al diputado Carlos Bianchi que probablemente irá por su reelección, y eso comienza a angostar los caminos para otros competidores.
Es decir, todo está por suceder.
Pero algo quedó en el aire… Una sensación de que la ciudadanía buscó centrar sus opciones. No estirarlas más hacia los extremos y eso da un respiro positivo, que podría generar el desarrollo de una política de mejor calidad, y con contenido y propuestas. Rescato el concepto de un candidato que perdió, pero dejó una frase que debieran apropiarse quienes obtuvieron el triunfo: Unidad Regional. Es aquello lo que deberíamos potenciar, sin tanta bajada desde Santiago, sin tanto lineamiento partidario. Con personas que pensemos distinto, pero que avancemos por los nuestros y la tierra. Por Magallanes y lo que necesitamos para ir mejorando y cubriendo las necesidades que todos los días la gente hace sentir.
Basta de discursos venenosos, que siembran mentiras, y que luego cuesta hacer desaparecer o aclarar. «La mentira tiene patas cortas», reza el dicho popular. Y bien vale la pena estar tranquilos y mirando esperanzados el cómo se van atando los cabos y se va encontrando el sentido común y el criterio adecuado para no volver a tropezar.
Porque entre votos más y votos menos, hemos presenciado la derrota de la soberbia y del discurso violento.