
La ciencia y la política en Chile: Dos caras de la misma moneda
En Chile, la ciencia y la política se han convertido en un juego de poder y privilegios, donde los mismos nombres se repiten en los puestos de decisión y los jóvenes talentos se ven obligados a luchar por un espacio en la sombra. Esta realidad no solo es injusta, sino que también frena el avance científico y la innovación en el país.
En la ciencia, la concentración de poder y recursos se encuentra en manos de unos pocos, lo cual es alarmante. Investigadores con décadas de experiencia siguen acaparando financiamiento y oportunidades estatales, mientras que los jóvenes doctores se ven obligados a trabajar en condiciones precarias y sin acceso a recursos propios, siendo que muchos de estos se han ganado con esfuerzo y años de trabajo, las gran merecidas BECAS ANID (Agencia Nacional de investigación y Desarrollo) para desarrollar doctorados nacionales e internacionales. Esto no solo es injusto, sino que también limita la innovación y el avance científico en el país. De manera similar en la política, la situación no es muy diferente. Los mismos rostros se ven en los puestos de poder, año tras año, mientras que los jóvenes políticos con ideas frescas y perspectivas innovadoras se ven marginados y relegados al banquillo, esperando una oportunidad para aportar nuevas soluciones y mejorar las políticas públicas que impulsan el progreso y el bienestar de los ciudadanos en todo el país. La falta de renovación política y la desconexión con la realidad territorial llevan a un declive claro en la sociedad, afectando negativamente la economía, la seguridad, la educación, la salud y el medio ambiente en nuestras regiones.
En ambos casos, el problema es el mismo, la concentración de poder y recursos recae en manos de unos pocos personajes con una larga trayectoria en los mismos puestos, lo que confina e impiden el acceso a los jóvenes talentos a los recursos y limita el desarrollo del país en todo sentido. Esto no es solo un problema para los jóvenes políticos y científicos, sino que más bien es un problema para el país en general y su población. La pregunta es, ¿por qué esto sigue sucediendo? ¿Por qué no se toman medidas para cambiar este sistema y darles oportunidades a los jóvenes doctores y futura nueva clase política? La respuesta es compleja, pero una cosa es segura: si no se cambia, Chile seguirá perdiendo oportunidades y talentos.
El resultado que uno observa de esta lectura son dos caras de la misma moneda, ya que mientras el país pasa por una situación de estancamiento político potente con falta de referentes jóvenes, que busquen generar cambios importantes en la visión y dirección del país, la ciencia se encuentra estanca entre con doctores con más de 20 y 30 años de experiencia y más de 4 proyectos FONDECyT en el cuerpo, que limitan la inversión de capital humano avanzado en las áreas de innovación y el progreso científico.
Tanto los políticos como científicos deben sacarse la venda de los ojos y dejar de usufructuar los fondos del gobierno y dedicarse hacer la pega, para la que fueron contratados, que es generar un mejor país y formar nuevos profesionales que sirvan a la nación con esfuerzo y dedicación. Dejando de frenar las oportunidades y entregar el poder político y los recursos a los jóvenes talentos, quienes merecen ser escuchados y financiados. Es hora de que se tomen medidas para cambiar este sistema y proporcionar oportunidades a los jóvenes. Es tiempo de que se reconozca el valor de la juventud y la innovación, y se les dé la oportunidad de liderar y contribuir al desarrollo del país.